Si tu ritmo de vida conlleva que comas frente al ordenador sin parar para comer... ¡olvídate! Este hábito puede provocar digestiones pesadas por lo que la health coach Rocío Río de la Loza, recomienda "comer despacio y masticar cada bocado por lo menos 15-30 segundos. Así se trituran los trozos de comida y las enzimas de la boca comienzan a desdoblar los nutrientes. Además le da oportunidad al cuerpo de enviarle una señal al cerebro de que el estómago está lleno".

Parece de perogrullo, pero debes chequear la cantidad de las porciones que te pones en el plato. Muchas personas dicen que no pueden comer gluten porque les hincha sin ser celíacos pero en realidad no es tanto la pasta y el pan los que causan hinchazón abdominal sino la cantidad que se ingiere. Lo ideal sería comer una ración del tamaño de tu puño según los expertos.

Porque si tu dieta es alta en carbohidratos que fermentan como pan o pasta ricos en gluten, puedes tener exceso de gas en tu aparato digestivo. Vanessa Buitrago, de Medicadiet, nos confiesa que lo ideal es comer proteínas con hidratos de carbono y no tiene por qué engordar sino todo lo contrario porque ambos vienen mezclados de forma natural en los alimentos:  "Comer hidratos de carbono junto con proteínas y verduras no solo es la combinación perfecta para aportar a nuestro organismo todos los nutrientes que necesita sino que además garantizará una bajada de peso saludable (sólo pérdida de grasa, no músculo) si se controla en tamaño de las raciones".

Rosa Ordoyo, nutricionista de la Clínica Dorsia también apunta que el acúmulo de grasa puede deberse "a una mala regulación de algunas hormonas de los ácidos grasos, el abuso de dulces, bollería, embutidos o fritos y la genética y el estrés que favorece la formación de grasa que se deposita en el abdomen".

Los alimentos fermentados como los probióticos y prebióticos favorecen la proliferación de la flora intestinal y te ayudan a lucir una tripa más plana. Por eso, no pueden faltar en tu nevera los yogures, la cebolla, la alcachofa y frutas y verduras variadas. Además, "el tofu, el tempeh y el tamari también ayudan por su riqueza en fitoestrógenos que se digieren muy bien y además te ayudan a que tu vientre vuelva a su normalidad", nos confiesa la nutricionista Jackie Newson, de Abundance & Health.

Hay estudios que demuestran que las infusiones de menta son muy eficaces para una buena digestión. Con el vientre hinchado, facilita que los músculos abdominales se relajen y no es sólo útil para aliviar tus problemas digestivos sino también a nivel intestinal. Añade unas hojas a tu botella de agua o a tus limonadas sin azúcar.

Aunque ya te hablábamos del té kombucha, hay un alimento que se esconde en tu nevera y tiene propiedades increíbles. Además de ayudarte a digerir los alimentos, te ayudará a conseguir una tripa más plana y mejorar tus defensas. Los alimentos fermentados son una gran ayuda, ya que mejoran tu digestión. Aunque todo el mundo está volviendo loco por el té Kombucha hay un producto que se esconde en tu nevera ya que tiene beneficios digestivos increíbles: el yogur. No sólo puede ayudarte a digerir los alimentos sino que además te ayudará a conseguir un estómago plano y fortalecer tus sistema inmunológico.

Ya lo dice Barry Sears, gurú de la Dieta de la Zona que ha dado la vuelta al mundo. "El intestino y el cerebro están conectados mediante el nervio vago, siendo éste una especie de autopista bidireccional por la que las bacterias intestinales pueden causar un efecto devastador en el cerebro si nuestro intestino está alterado". Y a la inversa, su cuerpo no será capaz de digerir los alimentos de manera correcta si estás estresada porque todo el torrente sanguíneo destinado a ayudarte a digerir mejor la comida se dirige a otra parte.

Además de una mala alimentación o unos hábitos perjudiciales, hay otros factores como el estrés o la falta de descanso y de sueño que también influyen a la hora de lucir un vientre plano. Porque no sólo tu intestino sino también órganos como tu hígado cumplen más de 500 funciones en tu cuerpo (entre otras, combatir infecciones, neutralizar toxinas, fabricar proteínas y hormonas o controlar la glucemia). Cuando estás estresadas, tu cuerpo segrega cortisol, la hormona que produce energía y regula el nivel de azúcar en tu sangre. Si éstos se disparan pueden hacerte aumentar o perder peso, inflamar tu vientre, alterar tus funciones inmunes, provocar la pérdida de tu memoria... Para mantener el cortisol a raya y bajo control, la psicóloga clínica María Gracia Cavestany Campos (Tel.91.3091654. www.mariagraciacavestany.es) recomienda "un detox emocional con relaciones sanas y olvidarnos de las relaciones nocivas poco recomendables para nuestro bienestar psíquico además de apostar por dedicar más tiempo a los que tenemos cerca y a realizar actividades más positivas y alegres"

Si quieres lucir tripa plana, apuesta por las verduras diuréticas como las acelgas y los pimientos, el aceite de oliva y el aguacate con efecto saciante. Son calóricos pero sus grasas monoinsaturadas contribuyen a que pierdas perder grasa abdominal. Que tampoco falten en tu desayuno cereales integrales, las frutas rojas y las cítricas como (pomelo, fresas, frambuesas, limón...) y los pescados azules pequeños que controlan las ganas de picoteo y la cantidad de grasa almacenada tras las comidas.

La sal favorece la retención de líquidos y el acúmulo de los mismos en la tripa y el azúcar además de convertirse en grasa tiene un alto índice calórico y te hace engordar. Si mantienes estos alimentos a raya y además comes cada tres o cuatro horas en pequeñas cantidades, aliviarás tu sistema digestivo y llegarás con menos hambre a las ingestas principales.